Que es la Histeria? (Parte 2)





Que las mujeres fuimos, somos y seremos acusadas de histéricas no es novedad para nadie. Pero a ciencia cierta es un término mal usado desde sus comienzos. Ya en la época de Hipócrates se creía que el útero era un órgano móvil, que deambulaba por el cuerpo de la mujer, causando enfermedades a la víctima cuando llegaba al pecho. La etimología de la palabra toma esa idea: la histeria como una enfermedad del útero y, por lo tanto, propia de la mujer, que causa trastorno en el comportamiento psicológico.

A lo largo del siglo XIX, los médicos trataban a sus enfermas por medio de masajes de clítoris hasta que conseguían alcanzar el orgasmo, momento en que aplacaban su mal. Durante la década de 1890 hubo una epidemia de histeria. Y para calmarla los médicos echaban mano al uso de vibradores y consoladores.

Galeno, médico del siglo II, escribió que la histeria era una enfermedad causada por la privación sexual en mujeres pasionales. Y la diagnosticaba frecuentemente en vírgenes, monjas, viudas y en ocasiones mujeres casadas. La prescripción en la medicina medieval y renacentista era el coito si estaba casada, el matrimonio si estaba soltera y el masaje de una comadrona como último recurso.

El concepto de histeria a lo largo del tiempo se fue modificando, pero en el saber popular ha quedado el concepto de histeria victoriano, donde se la consideraba una enfermedad mental producto de una frustración sexual temprana. Se trata de una persona que no puede manifestar su deseo porque hay una prohibición que pende sobre ella. En la histeria está prohibido gozar. Eso siempre estuvo vinculado con un contexto social. Y es por eso que las patologías y los síntomas se van adaptando a las circunstancias históricas y sociales. En la época victoriana donde había muchísima represión, los síntomas histéricos eran muy comunes.

En la actualidad, la represión sexual no es tal, sino todo lo contrario. Y los síntomas son diferentes. Por lo tanto la histeria va teniendo sutiles transformaciones (va mutando).

Lo más interesante es que a medida que la medicina de salud mental empieza a progresar en clasificaciones, protocolos y métodos, desaparece la histeria como cuadro. Desaparece y se distribuye en diferentes síntomas corporales, que no son simulados ni tienen intención. Y en trastornos de personalidad.

El saber popular considera histérica a la mujer que seduce, excita y frustra. Pero no es solo eso. Una mujer sin un cierto grado de histeria no seduce. Un hombre sin un mínimo grado de psicopatía no vende.

El tema es cómo se usa lo que se tiene. La seducción es casi sinónimo de histeria. Pero la histeria frustra siempre. La histeria utiliza la seducción para someter. Y la persona normal lo utiliza para conseguir lo que quiere.

Yo tengo sobrinas adolescentes que saben perfectamente lo que significa histeriquear y no incluye para nada el contacto físico. Histeriquear es hablar, decir cosas, mostrar. Pero ellas dicen: "¡No, tía! ¡No estoy con fulanito! ¡Es puro histeriqueo!". En el libro hablo del uso de la mirada, de la palabra y de la voz.

Tenemos algunas variantes dentro de las adolescentes que es lo que Nabokov describió en Lolita: el lolitismo, la nínfula. Es histeria pura.

Lolita lo que está haciendo es explorando un instrumento de poder. Hace lo que hace cualquier niño: genera un estímulo y ve qué respuesta hay. Si con ese flirteo va generando el sometimiento del otro, empieza a volverse loca con el poder que va descubriendo.

¿Existe la histeria sana?

Una cosa es la histeria como síntoma patológico y otra es su concepción urbana. La histeria como patología hasta puede necesitar internación.

¿Están de acuerdo con que la pasión está unida a la histeria?

La pasión está unida al dolor.?

No necesariamente. La histérica va erecta por la vida. Va por el mundo como si su cuerpo fuese un pene, un objeto fálico. El problema es el sufrimiento de no concretar. Pero la histérica hipnotiza.

Pero podés no querer que te petrifiquen?

Exacto. Por eso se ve mucho parejas de histéricos con obsesivos. Porque la histérica es muy desorganizada, le brota la sensualidad y le huye al sexo. Y el obsesivo suele ser muy ordenado, tener un control casi policial con las cosas y le teme a los fluidos. Nada mejor que anuncie sexo, pero que no ocurra nada. Son parejas complementarias.

Y lo complementario es funcional.

Escrito por La escritora Malele Penchansky y el psiquiatra Marcelo Hernández





Fuente:http://edant.clarin.com/suplementos/mujer/2009/01/31/m-01849646.htm










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