El Gen Egoista : Teoria Evolucionista


1-Máquinas sexuales :Según los sociobiólogos, los Hombres y los animales serían sólo máquinas sexuales, comandadas por sus genes para lograr que éstos se transmitan en la mayor cantidad y seguridad posible, de una generación a otra. La masculinidad y la femeneidad, dicen ellos, son estrategias para la reproducción. El cuerpo de la mujer y del hombre son complicados inventos que difieren en su estructura y psicología debido a que cada uno persigue, en forma diferente, la meta de todas las cosas vivientes: producir el mayor número de descendientes posibles con el mínimo de esfuerzo y riesgo. Obviamente en lo concerniente a tener o no tener hijos y cuándo tenerlos, es el resultado de una elección individual, pero los sociobiólogos sostienen que fuimos diseñados para ser máquinas reproductoras. Esta afirmación es chocante e indudablemente que produce rechazo.

Los Hombres, como todo ser vivo, estarían programados, y tal programación residiría en los genes (moléculas de ácido desoxirribonucleico o DNA en los cromosomas). Según los sociobiólogos, a los Hombres no nos queda sino obedecer esa programación. El altruismo, el territorialismo, la agresión, el egoísmo, el fraude, la hipocresía, el miedo y muchos otros comportamientos, estarían impresos en los genes de cada uno y todos ellos son útiles para preservar la especie.

2-Molécula vital :Según Wilson, hemos evolucionado hacia la sexualidad. Ella es sólo la manifestación del deseo de replicar la información genética, lo que a su vez permite preservar la especie. De acuerdo a la evolución, dice Wilson, la mente también se adapta permitiendo la selección natural, lo que a su vez significa la supervivencia de los genes y por lo tanto de la especie.

De acuerdo a Richard Darwin, en su libro "El gene egoísta", toda la vida se habría originado de una molécula. Ella aprendió accidentalmente a replicarse a sí misma usando otras moléculas disponibles como bloques de construcción. Estas moléculas replicadoras llegaron a ser eventualmente capaces de producir, almacenar y ordenar bloques de construcción dentro de sí, para sus usos futuros. Se construyeron así los organismos, verdaderos robots, manejados por los "genes egoístas".

Según la teoría del Gene Egoísta, no es que seamos robots mecánicos y que los genes dentro de nosotros finjan y conspiren para reproducirse. Más bien es a la inversa: nosotros conspiramos, los genes no piensan en absoluto. Pero, en el fondo, es que nosotros estamos trabajando para que ellos se reproduzcan. Lo que logramos cuando nacen nuestros hijos, no somos nosotros mismos, sino que hemos unido filamentos de DNA que tienen la clave para la construcción del cuerpo, el cual legamos para la posteridad mediante el sexo.

Los sociobiólogos tratan de dar explicaciones para todo el comportamiento sexual del Hombre. Para ello, extrapolan experiencias observadas en animales y las comparan con el comportamiento de los seres humanos. A ambos, hombres y mujeres, les agrada el sexo.

3- ¿Por qué los hombres a menudo tienen que pedir, engatusar o a veces sobornar a la mujer para hacer el amor?.

Machos y hembras : Para un sociobiólogo, la respuesta está en la diferencia entre machos y hembras y en que la mujer da a luz y el hombre no. Las hembras son portadoras de óvulos, que son más complejos y más caros que los espermios. Los óvulos ya contienen bloques de comida para la futura construcción. La mujer libera aproximadamente 400 óvulos durante toda su vida. Realiza una enorme cantidad de trabajo para lograr su descendencia. Carga el nuevo ser en su útero durante 9 meses, da a luz con riesgos de su propia vida y luego tiene que alimentar a la criatura con su leche por un período largo.

Para el macho, la cosa es más fácil. Sólo proporciona el espermatozoide, que es muy barato. En cada eyaculación libera 300 a 500 millones de ellos. La real contribución del hombre viene después que ha nacido el hijo: obtener el sustento y proteger al vástago de los predadores, riesgos, accidentes y finalmente enseñarle cómo debe desenvolverse en su ambiente.

Robert Trivers, sociobiólogo de la Universidad de California, explica esta diferencia desde su punto de vista: "La mujer está favorecida en el objetivo último de preservar sus genes. Para ella, reproductivamente hablando, el compromiso maternal siempre vale la pena; ella puede estar segura de que el objeto de sus desvelos porta la mitad de sus genes, porque sabe que proviene de su cuerpo. El hombre, por el contrario, nunca puede estar seguro de ello. El nunca puede tener la certeza que la criatura que él esta sosteniendo, se encuentra de alguna manera relacionada con él, ya que su compañera puede haber quedado embarazada de otro hombre". Según Trivers, esta incertidumbre se compensa con el ahorro de trabajo que tiene el macho al no participar equitativamente durante la preñez.

-El hombre también intenta preservar sus genes y transmitirlos para la posteridad. Para ello, trata de controlar los riesgos, manteniendo una estrecha vigilancia sobre su compañera y asegurándose de no tener rivales. Desarrolla todos los esfuerzos para mantenerla si a su criterio todos sus hijos han sido engendrados por él. Por otra parte, para mayor seguridad en la transmisión de sus genes, trata de tomar nuevas compañeras, esposas adicionales, mujeres solteras, esposas de otros hombres o cuando quiera que aparezca una oportunidad.

Con estos dos mecanismos, dice Trivers, el hombre trata de asegurarse del paso a la posteridad de sus genes. Un excelente ejemplo fue el Sultán Ismail de Marruecos, de quien se dice fue padre de 888 hijos, de las numerosas mujeres que mantenía encerradas en su harem, cuidado por eunucos.

4-Standard doble :Según los sociobiólogos, de aquí nacen las raíces del doble standard con que la sociedad juzga al hombre y a la mujer. En un estudio de 116 sociedades de diferentes países, se demostró que la mayor parte de las veces las culturas fueron más tolerantes con el adulterio cometido por el hombre, que con el mismo ocasionado por la mujer. En algunas culturas primitivas, no contaminadas, dice Donald Symons (como los yenomanos de Venezuela y los Hewa de Nueva Guinea), matan a las mujeres que cometen adulterio.

Según Symons, cerca del 80% de las sociedades del mundo son oficialmente polígamas (permiten al hombre más de una esposa). Nuestra cultura occidental es minoritaria, pero tiene un escape: la prostitución femenina en todas sus formas. La prostitución masculina es prácticamente inexistente. "En la sociedad norteamericana, los hombres tienen mas comúnmente compañeras sexuales extramaritales que la mujer. El hombre está adaptado para que le guste una gran variedad de mujeres y no puede ser demasiado selectivo, ya que su estrategia se vería necesariamente limitada. De acuerdo a esta hipótesis, una mujer medianamente presentable es atractiva a muchos hombres. La mujer, por el contrario, al tener asegurada la transmisión de sus genes, es mucho más selectiva. Ella sabe que sus hijos son efectivamente de ella y fija entonces altos standards, cuando se trata de una elección sexual".

-Aunque el hombre es relativamente promiscuo, es más responsable si se compara con otros mamíferos. Cuando ya los hijos existen, el padre se encarga de traer a la casa lo que ha cazado o entrega el cheque de la oficina para alimentar a su familia. Existe una vida familiar con una gran cantidad de protección. El contar cuentos a los hijos y darles afecto es propio de la familia humana. Este comportamiento se observa tanto en los pigmeos de Africa, como en los aborígenes de Australia, yanomanes de Venezuela o los que viven en los suburbios de las ciudades.

El sentido paternal tiene una explicación para los sociobiólogos. Según ellos, no es porque nos hemos hecho más civilizados, sino, por el contrario, porque es útil para nuestra reproducción. (Según las leyes de la evolución, si un fenómeno es común, es porque probablemente nos ayuda a reproducirnos).

El sentimiento paternal es importante porque el recién nacido humano es vulnerable. Otros mamíferos no lo necesitan porque sus crías ya nacen con menos riesgos.

5-Las mujeres manipulan :Sara Hardy, de la Universidad de Rice, señala que cuando aparece la posibilidad de que machos provean de comida y protección, se abre todo un nuevo rango de posibilidades para la estrategia reproductora de las hembras. Ellas inventan y aprovechan maneras para manipular a los machos y obtener así sus servicios y recursos necesarios para proveer a sus hijos.

La profesora dice que un signo de la estrategia femenina es la sonrisa. Las mujeres sonríen más que los hombres y la diferencia comienza muy temprano. Las guaguas de sexo femenino sonríen más que los niños y esto parece ser innato, ya que hasta las recién nacidas ciegas, sonríen más. El sonreír, dicen los sociobiólogos, es uno de los métodos por los que la mujer obtiene lo que quiere. Las mujeres que no sonríen no logran su cometido.

Los hombres desarrollan otras maneras de obtener lo que desean. Para seducir a una mujer, le ofrecen el producto de su caza o demostrarle lo buenos proveedores que son. Sabiendo la importancia de las proteínas animales, el producto de la caza o de la cena, siempre será a base de carnes, pescado o marisco. El hombre tiene que demostrar que es buen proveedor. Por eso tal vez se dice que "el poder es afrodisiaco". Lo que ocurre, en realidad, es que el poder asegura una buena provisión y por lo tanto es enormemente atractivo para la hembra para asegurar procreación.

Un incompetente cazador de Sirino, en Bolivia, perdió a su mujer porque le salió al paso un cazador más eficiente y que por lo tanto era un mejor proveedor. De acuerdo a Holmberg, este incidente muestra las diferentes estrategias entre machos y hembras. Mientras el hombre comete adulterios sólo por la necesidad de variedad, la mujer comete adulterios menos frecuentemente y sólo para encontrar un hombre mejor. En nuestra cultura el adulterio femenino, si es descubierto por el esposo, es más probable que termine en un divorcio que si es advertido por la esposa. Para completar la historia del mal cazador del altiplano, Holmberg señala que le regaló y enseñó a usar un arma de fuego, con lo que su capacidad de caza mejoró notablemente. Al poco tiempo ya el hombre disfrutaba de un status más alto y adquirió varias nuevas compañeras y se daba el lujo de insultar a otros, en lugar de ser insultado.

6-El más poderoso de los vínculos: El vínculo entre la madre y el hijo está considerado como lo más poderoso de las emociones humanas. "Así tiene que ser, se necesitan el uno al otro", dicen los sociobiólogos. La madre lo necesita para replicarse a sí misma y el hijo la requiere para sobrevivir y luego poder reproducirse. El uno al otro sonríen y se atraen.

Quien lucha contra eso necesariamente va al fracaso. Los israelitas idearon los utópico kibutz, pero inesperadamente se encontraron con obstáculos, señalan Joseph Shepher y Lionel Tiger ("La mujer de kibutz"). Una de las metas era alcanzar la igualdad sexual total, dándoles al hombre y a la mujer el mismo trabajo y liberando a la mujer del peso que significaba el cuidado del niño. Todos los niños del kibutz vivían en una casa especial, dirigida por mujeres especializadas en el cuidado del niño.

En la práctica, no funcionó. Las madres estaban constantemente visitando las casas de los niños, intimidando a las cuidadoras, diciéndoles qué hacer y qué no hacer con sus hijos. Las madres comenzaron a tomar trabajos que les permitieran estar cerca de la casa de los pequeños y terminaron introduciéndose en ellas, tomando trabajos propios de su quehacer: servicio en los comedores, lavandería, y cuidado de los niños. Hoy casi todos los niños de los kibutz ya viven en sus casas.

Los sociobiólogos dicen que ello era predecible. Los hombres toman los trabajos más fuertes y más libres, mientras que las mujeres trabajan más cerca de su hogar para mantener a sus hijos más a su alcance. "Todo lo que vaya en contra del sistema establecido, necesariamente tiene que fracasar".

Fuente:http://www.creces.cl/new/index.asp?imat=%20%20%3E%20%2084&tc=3&nc=5&art=412


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