El Miedo a Las Mujeres

 El Rechazo
"El rechazo implica que no han sido satisfechas las necesidades básicas de amor y aceptación, indispensables para constituir una mente sana y, agregaría, un cuerpo sano. En su lugar aparecen una serie de sentimientos y pensamientos negativos, tanto sobre sí mismo (“no valgo, no sirvo”, ...) como sobre los demás (desconfianza, dudas, etc.)".

El Miedo a las mujeres
 "Cuando psicológicamente tenemos miedo a las mujeres es porque pensamos que están fuera de nuestro alcance (aunque aparentemos no tenerlo).En esos casos , es recomendable revisar nuestras creencias, recordar que somos un macho alfa (o nos planteamos serlo), somos mejor que ella en cualquier caso, recordár que lo que creemos en lo más profundo de nuestro ser no puede ser ocultado de los demás y menos de nosotros mismos"

El Pensamiento 
"Tu vida sigue tus pensamientos y, de acuerdo a la calidad de tus pensamientos, serán tus creencia; tu vida nunca ira mas lejos de lo que vos pensas que te mereces"
 
Algo me parece curioso, algo que va en la dirección de nuestros pensamientos, nuestra mente dice algo así como “¿Será que soy digno de ella? ¿Estaré a su nivel?”, y no nos preguntamos si ella está al nivel nuestro, si merece lo que ofrecemos, si nos aportará cosas buenas y maravillosas a nuestra vida. ¿Ves como cambias a un lugar de poder al cambiar la dirección de tu pensamiento? Te has puesto en un lugar de control, donde tú puedes escoger y no solamente deseas, como en un Reality Show, ser escogido"
 

Seguro has vivido esta escena: te encuentras en un sitio, tomando algunas cervezas, con tus amigos y quizá con algunas de las novias de tus amigos. Siempre estás observando a ver qué pasa con las mujeres en el sitio, siempre observando el panorama a ver qué despierta tu atención. Hasta que llega ella: una mujer hermosa, que te deslumbra, no puedes dejar de mirarla y analizarla, además de sus atributos te quedas mirando sus ojos, esa hermosa sonrisa y ese par de hoyuelos que se forman en sus mejillas cuando ríe a carcajadas con sus amigas. Ella aún no nota tú presencia, con lo cual puedes detallarla e inferir, a primera vista, rasgos de su personalidad, es hermosa, se expresa con propiedad, se mueve como si dominara la escena, y tiene una mirada reflexiva y pensativa que te hace pensar que ella es profunda y, quién sabe, incluso espiritual.

Imaginas estar con ella, tu mente recrea diferentes momentos y escenas con ella, besándola en la playa, robándole un beso mientras caminas por el parque, haciéndole el amor por primera vez, y descubriendo que lo que había por debajo de la ropa era aún más hermoso de lo que pensabas. Hablando interminablemente y conociendo su vida, cocinando juntos, presentándola a tus amigos como tu novia, consolándola mientras llora. “Buenos tiempos” piensas.

¡Despiertas! Les dices a tus amigos que te encanta esa mujer, que la miren. Algunos más disimulados que otros voltean a verla y la admiran. Es unánime, es una mujer muy atractiva. Las novias de tus amigos te animan a hacer algo, tus amigos también.

Tú no haces nada.

La velada termina. Sales a la calle, te despides de tus amigos y de sus novias. Ellos se van a disfrutar de la pasión, del amor, del romance, del sexo, de lo que sea. Tú vas para tu casa pensando en el cuerpo, en la cara, en la sonrisa, en los ojos de aquella mujer, en la voz que apenas lograste distinguir de entre el bullicio del sitio.

Guardas su recuerdo, te dura un tiempo.

Te sientes un completo pendejo.

¿Te suena familiar? Estoy seguro que sí… Son momentos como ese los que hacen que tu nerviosismo con las mujeres salga a flote, nerviosismo que se incrementa con el grado de belleza de la mujer, son esos momentos los que hacen que fantasees en tus noches de soledad, con ser el hombre que no eres y estar con la mujer que no estás, donde te culpas por tu pendejada con las mujeres, donde deseas cambiar y te mueres de miedo.

Las mujeres huelen esa pendejada, y hacen que no te pongan atención, o que en algún punto deseen darte un golpe en la cabeza a ver si la tuerca de la valentía y la confianza se ajusta. He oído a mujeres que me dicen “me gusta mucho, pero es un pendejo, no se da cuenta, no hace nada, se pone todo nervioso”, yo callo un momento y digo “sí… es un pendejo… así era yo”.

Pero vamos a definir qué es un pendejo. Es el típico tipo, promedio, normalito, que no destaca por mucho (excepto por su inteligencia quizá), que se derrite por cada una de las mujeres atractivas que pasan por delante, no se fija si la mujer es una snob, superficial, o profunda, emo, metalera, controladora, histérica, neurótica, con novio o soltera, dulce o con gran personalidad. De lo único que se fija es que sea hermosa, si ella es atractiva él está feliz.

Una gran proporción de los nervios con las mujeres hermosas procede de la forma en que piensas y tratas a esas mujeres. Este tipo de procesos lleva a que tengas un estilo de pensamiento y conducta donde pones a las mujeres atractivas en un pedestal, cada vez que ves a una mujer así piensas “¡Oh Dios, que mujer tan hermosa!”, y con ello conjugado con tu timidez y nerviosismo lo que sucede es que te vas alejando y alejando de la posibilidad de acercarte a una mujer así (excepto en tus pensamientos).

¿Por qué sucede eso? Es la gran pregunta y me propongo en este post contestarla:

1. Tu estima está baja: Ella se mueve y tus ojos la siguen a ella, la miras esperando no ser descubierto, pero las mujeres, que tienen ojos en la espalda, descubren que la miras y descubren también lo que imaginas, por una razón sencilla: no es la primera vez que le sucede, y ella tiene un sensor de hombres deseosos y está pendiente para evadirse de ellos. Le has comunicado de una forma no verbal que la deseas. Tú crees conocerla sólo porque se ve atractiva. Cuando una mujer ve esto lo que piensa de la autoestima de este tipo es que A) que es tan baja que lo único que sientes es deseo en lugar de pensar en conocerla; B) Que eres uno más del montón; C)No tienes estándares definidos para escoger una mujer salvo su apariencia; D) No eres lo suficientemente valiente como para acercarte al menos a conocerla.

2. Estás afirmando que ella está fuera de tu alcance: La mayoría de las personas ama la atención que puede generar entre potenciales admiradores. ¿Quién no disfruta de un cumplido o un gesto amable de las otras personas? Esa clase de atención eleva el ego pero mata la atracción, o el efecto atractivo que puedas transmitir a las mujeres.

A las mujeres les gustan los caballeros. Pero no les agradan los lambones, los que se pasan de la raya en halagos recién la conocen, y menos cuando esos halagos están dirigidos a la parte física, piensan que los que hacen eso son hombres del montón, necesitados y de desconfiar. El punto es que los puedes hacer pero en una forma en que los haces de forma muy segura y con un estilo muy particular.

Un hombre no puede derretirse por alguien, y mostrarse deslumbrado por una apariencia de una desconocida. Una cosa es sentirse admirado por alguien, y quienes tenemos una relación hemos iniciado con una inmensa admiración, pero lo que se necesita es respirar, tranquilizarse, pensar y actuar, pero no empezar a botar la baba por alguien. Es totalmente opuesto a generar atracción. Las mujeres piensan que si te prestan atención tu estarás pensando en “oh! Pero qué suerte tengo!” Lo cual te quita valor, y te pone en el lugar del que piensa que ella está fuera de su alcance (muy arriba, para el bajo nivel que tienes). Las mujeres saben cuando tú piensas que ella está en otra liga diferente a la tuya, y aprovechan esa información…

3. Te pone en la categoría de un “tipo cualquiera”: El ser pendejo te pone en la posición de “soy un tipo desafortunado que solo fantasea con las mujeres, no soy capaz de hablarles de otra cosa que no sea de lo atractivas que son, se me nota a primera vista que me derrito por ella, y estoy solo desde hace muuucho tiempo”. Eso es justamente lo que comunicas, y lo que compartes con muchos otros hombres que ella conoce y con los cuales se encuentra día por día. Eso es lo que muchos hombres hacen y comunican. Las mujeres son muy intuitivas y desean hombres seguros, verdaderos hombres que vayan más allá de lo físico y lleguen ante ellas con una conversación diferente, una táctica diferente, una posición donde hablan como si fuera un ser humano normal, no como si fuera una actriz de cine gringo que acaba de conocer donde lo único que le falta es ponerle la alfombra roja, tomarle una foto y pedirle un autógrafo. Lo mejor que puedes hacer con el atractivo de una mujer es ignorarlo en primer momento y hablarle a sus ojos, a su cerebro y a sus emociones, luego le podrás hablar a su deseo…

4. Te pones en posición de debilidad y no de poder: El pendejo se ha entrenado durante meses en tener la misma respuesta emocional y mental cuando estás con una mujer hermosa. Estás con un patrón, un condicionamiento, un ancla donde las mujeres hermosas te sacan de control, se te sale la lujuria por la mirada y actúas de la manera en que lo haces. Ni siquiera tú lo controlas, es lo que los psicólogos llamamos una compulsión, es decir algo que no se escoge, que no se controla, que se da cuando un estimulo aparece, así como cuando aparece una deliciosa Coca Cola tu deseas beberla en un día de verano caluroso.

El poder viene de la posibilidad que tienes de escoger. La pérdida de la posibilidad de escoger implica pérdida de poder sobre ti mismo (dominio de sí) y pérdida de los resultados que puedes obtener en tus circunstancias, éstas te manejan a ti y tú no las manejas a ellas. Generalmente los hombres más necesitados son los que menos dominio de sí tienen, los que más fácilmente caen en infidelidades, los que menos carácter tienen y le dan la espalda a las personas, amigos, familia por una mujer atractiva.

¿Cuál es la alternativa entonces?

Lo pondré clarísimo: DEJA DE ESTAR NERVIOSO FRENTE A LAS MUJERES Y MUÉVETE A UN LUGAR DE PODER.

Tener esta posición implica desarrollar un hábito, necesitas entrenarte para cambiar la compulsión de reaccionar en la forma en que lo haces, de pensar en la forma en que piensas y en comunicarte con las mujeres en la forma en que te comunicas. Te propongo algunas cosas:

1. Deja de hablar con tus amigos de mujeres atractivas: Hay un sentido de camaradería entre hombres que nos lleva a comentar y hacer bromas sobre las mujeres atractivas, es un sentido de interés común, así como las mujeres hablan de nosotros con sus amigas. Pero lo que más cuenta es que tengas éxito con las mujeres más que hacer unas cuantas bromas y comentarios sobre ellas.

Pasársela hablando de mujeres con los amigos refuerza algo negativo con algo positivo, tu comportamiento negativo de hablar y emocionarte con mujeres hermosas se ve premiado con la aprobación social que obtienes de tus amigos, que ríen y pasan un buen rato con los comentarios de un lado y otro. Lo que te propongo es que para iniciar el hábito de poder dejes de decir cosas como “Oh… ¿viste esa mujer” o “Dios mío que mujer miren…”. Acostumbra a tu mente pensar en formas de acercarte, establecer conversaciones y conocer a esa mujer en planos diferentes al físico. Comparte con tus amigos cosas diferentes a hablar de mujeres, por ejemplo el deporte.

2. Entiende que la belleza no es la gran cosa: Nuestra cultura valida y vive en torno a las personas hermosas, se les perdona todo y se les pone como modelos, las vemos en todas partes y todo el mundo quiere ser hermoso, deseable, etc. Generalmente esa belleza se acompaña de personalidades destructivas, vacías o insoportables. Los hombres que son más exitosos con las mujeres van más allá de su belleza y las ponen en un lugar de “ser humano”, buscan su atractivo emocional, espiritual y por eso resultan teniendo noviazgos y relaciones con ellas, porque a su vez éstas mujeres descubren que las miran por otro lado. Los hombres exitosos que no están necesitados buscan algo más que lo exterior, porque saben que eso cansa e incluso empalaga con el tiempo si no está acompañado de riqueza interior.

Hay belleza interior acompañada de belleza exterior, eso es un hecho. Y tener una mirada profunda te ayudará e evitar caer en relaciones equivocadas y perjudiciales.

3. Desarrolla estándares con las mujeres: Es decir, pon un límite en lo que deseas que ellas sean para ti. Qué es lo quieres y qué es lo que no deseas, por más bonita que sea la envoltura. Ellos te permitirán tener una mirada profunda, en lugar de una simple mirada superficial.

Algo me parece curioso, algo que va en la dirección de nuestros pensamientos, nuestra mente dice algo así como “¿Será que soy digno de ella? ¿Estaré a su nivel?”, y no nos preguntamos si ella está al nivel nuestro, si merece lo que ofrecemos, si nos aportará cosas buenas y maravillosas a nuestra vida. ¿Ves como cambias a un lugar de poder al cambiar la dirección de tu pensamiento? Te has puesto en un lugar de control, donde tú puedes escoger y no solamente deseas, como en un Reality Show, ser escogido. Eso te hace pasar de necesidad a posibilidad, la posibilidad real de estar y compartir con alguien. Algunos temen poner estándares porque piensan “con lo que caiga estoy feliz”, y eso es una gran mentira, porque al final termina de caer lo peor o no caer nada.

Recuerda las mujeres huelen la confianza y la autoestima y adoran los retos.

¿Les pones realmente retos? O ya las apruebas porque están atractivas… Piensa en eso…

Desarrollar estándares también te permite desarrollar los tuyos propios, buscar personas motivadas, energéticas y alejarte de las pesimistas, de las indiferentes, apáticas, necesitadas y resentidas. Si compartes la mayor parte de tu tiempo con las personas equivocadas terminarás por volverte como ellos: un deseoso necesitado que no hace sino fantasear e incapaz de tomar acción sobre su carácter, tener la seguridad de exigir además de belleza un complemento adecuado, terminarás por ser uno más, débil e inseguro.

Debes generar un entorno adecuado a tus estándares, lo que deseas de tus amigos, de tu novia, de los que te rodean, y merecerlos. Crear y mantener estándares atraerá a más personas en tu vida, le dirás que no a muchas personas en el camino, pero pondrás en claro tu valor y serás consistente y coherente, virtudes que las personas valiosas y las mujeres valiosas persiguen y desean.

La necesidad es la raíz del miedo, la soledad y la baja estima. El poder de escoger te mostrará que puedes ser selectivo, feliz y desarrollar carácter, ver a la belleza de frente y desafiarla, no temerle, evaluarla, y a la larga conseguir la belleza que no envejece con los años.

Vale la pena el giro, ¿verdad?

Naxo.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Que profundo y buenos consejos ,q agradables y ciertas palabras,gracias de verdad por todo esto tan renovador para nosotros,eres grande